domingo, 3 de agosto de 2008

lunes, 9 de junio de 2008











Aeropuerto Play fue una exposición instalatoria que uso tensionar la idea del poder y
sus posibilidades de encuentro con un otro (público). El montaje intentaba extender
un momento de cuestionamiento al hecho expositivo como una manera de gestar una
plataforma de discución de los significados que se instalan en el marco de una
exposición de artes visuales en el sur de Chile (Puerto Montt).

Los aviones de papel en blanco, azul y rojo que cubren la sala entregan la idea
de la bandera chilena fragmentada, o bien una bandera chilena en re-construcción
que es confirmada por aviones que se “crean” en un momento sin mayor importancia
para un lugar de relevancia para las artes visuales contemporáneas en esta parte
del país. Lo paradojal como sistema de circulación de la operación descrita.

La exposición se posicionaba como una obra en que el público que la observó no
solo se accionaba como un “veedor” estético, sino también como un participante
activo en complicidad con la obra en cuestión. Este no solo debe verla, también
habitarla. El habitar la sala es habitar la obra, que una instancia para convivir con
la sistematización de ella.

Los aviones revisten la galería como una manera de penetrar en las significaciones
mas transparentes que en ella existen. Estos se ordenan en la sala permitiendo
vivirla como un campo minado, donde la preocupación por no pisar un avión de la
seudo bandera chilena opera como metáfora de la quietud e incomodidad que
la sobre exposición de imágenes en la contemporaneidad de las comunicaciones
(que funcionan como administradoras del poder).

Los videos que complementaban la exposición muestran posiciones que
radicalizan el asunto sobre la irrupción de los aviones poderosos en un lugar
como este, territorio de fuerzas encontradas donde las imágenes se aumentan
en escala habitacional para operativizar los contenidos presentes.

Habitar la galería con aviones de papel (seudo bandera bandera chilena)
es habitar los intersticios simbólicos que penetran cada día en nuestra retina,
solo que aquí los habitantes de las obra debieron rendirse hecho de dominio
o bien tomar esas imágenes y desarmarlas para construir las de ellos mismos

(p i é n s a l o).